sábado, 28 de enero de 2012

Presentaciones: Lara.


¿Que decir de mi? La verdad es que odio describirme.
Tengo dieciséis años, vivo en un pequeño pueblo con playa que se encuentra en alguna parte de España. Tengo dos hermanos, Alex y Judith, mi hermana gemela. Mis mejores amigos son Dani y Mónica.
Soy una adolescente bastante normal, aunque ningún adolescente lo es.
Por si no os habéis dado cuenta, soy pelirroja, y creería que al nacer me dieron el cambiazo si no fuera una copia en pelirrojo de mi madre. Tengo los ojos verdes, o azules dependiendo de como lo mires. Por lo demás soy una chica normal, aunque bastante baga y desordenada.
En un futuro no tan lejano me gustaría estudiar periodismo o publicidad, aunque sinceramente, dudo que valga para eso. De pequeña soñaba con estudiar medicina, y la verdad, no se me daría nada mal. Pero lleguó un momento, concretamente en cuarto de la eso, en el que llegué a la conclusión de que las ciencias y yo estábamos en caminos diferentes.
No tengo mucho más que contar. En general mi vida es bastante monótona.No tengo ninguna afición ni deporte preferido. Bueno, de pequeña hacía gimnasia, y patinaje sobre hielo, pero lo tuve que dejar. Y me encantaría ser una adicta a la fotografía, pero lamentablemente no sirvo para eso.
No se si creo en el destino, en el universo, o en el karma. Por eso yo creo en las hadas.
Si tuviera un superpoder me gustaría poder volver atrás en el tiempo y poder cambiar las cosas.
Mis películas preferidas, todas las que te hacen llorar. La última que vi fue un paseo para recordar. Un libro... La verdad es que no tengo un libro preferido, aunque me encanta leer, supongo que alguno de amor. Si, como ya os habréis imaginado, ADORO las historias de amor. Aunque todas acaben mal.
No se que más poner sobre mi. Para explicar mi historia primero debo explicar la de la gente de mi alrededor, pero eso ya lo haré más adelante.
Bueno, os dejo unas cuantas fotos mías para que os hagáis una mejor idea de como soy.

Esta soy yo, en mis largas tardes en la playa con Mónica.
Adoro esas tardes de confesiones.
BURBUJAS.
Las adoro, aveces me encantaría ser una y volar a algún
lugar lejos de aquí.

Capitulo 2.





Al final me quedé dormida llorando. Por la mañana Alex me despertó.
- ¿Quieres que te lleve en moto?- me preguntó.
- No, da igual, así doy una vuelta y me despejo un poco.- Le contesté frotándome los ojos. Me dolían y se me habían hinchado de llorar.
Fui al cuarto de baño. Judith estaba allí, se me quedó mirando.
- ¿Puedes salir que me tengo que duchar?
- Te esperas a que acabe.- Me dijo con tono borde. Encima era ella la que se ofendía.
- Voy a llegar tarde.
- Por un día más no te pasará nada, además haberte levantado antes.
Respiré hondo. No tenía ganas de pelearme con ella, pero siempre me estaba picando para que lo hiciera. La odiaba.
Bajé a la cocina. Alex ya se había marchado porque tenía que estudiar.
Picaron al timbre. Dani, al menos una buena noticia.
- Hola.
- Hola, ¿que te ha pasado? ¿Has estado llorando?
- Si, bueno, pero da igual, ya está solucionado.
- ¿Pero que te ha pasado? 
- Nada, de verdad.- Le sonreí.
Me duché y fuimos al instituto.
Al entrar Judith estaba en mi clase, hablando con un grupo de gente. Supuse que Carlos estaría entre ellos.
- ¿¡Lara que te pasó ayer!?- Me dijo Mónica nada más entrar a clase.- Te he llamado veinte veces y no me has cogido el teléfono.
- Me fui a dormir pronto.
- Ya, seguro. Bueno pues cuando quieras nos lo cuentas ¿Vale?
- ¡Hola!- Dijo Sandra entrando a clase.- ¿Por qué hay tanta gente aquí?
- Ha venido su primo, y como es muy guay y muy malote la gente habla con él.
- Va, sentaros. Y vosotras iros a vuestra clase.- La profesora señaló a Judith y a sus amigas.- Carlos, ya veo que no te ha costado integrarte.- Le dijo con una sonrisa.
Genial, lo tenían que poner en mi clase. Gracias universo.

Al salir de clase, Carlos me cogió del brazo y me llevó a un sitio suficientemente apartado como para que nadie nos viera.
- Hola.- Me dijo sonriendo.
No le contesté.
- Ya nos hemos visto dos veces y aún no me has saludado, te parecerá bonito.
Me giré, pero no me dejó. Me seguía sujetando el brazo para que no me marchara.
- ¿Qué quieres Carlos?- Le solté por fin.
- A ti.- Me dijo acercándose.
- ¿A mi?- Se acercó más aún. Apenas nos separaban unos cinco centímetros.- ¿Cómo puedes tener tanto morro? ¿Qué te piensas, que voy a estar aquí esperándote toda la vida? ¿Qué voy a perdonarte todo lo que me has hecho? Pues no, estoy harta, de ti y de todo el mundo Carlos. Lo nuestro pasó, y terminó. ¿Te ha quedado claro?- Le dije por fin consiguiéndome apartar.
- Lo siento.
- ¿Qué lo sientes? ¿Después de un año?
- Si, todo el mundo se merece una segunda oportunidad ¿no?
- A ti ya te he dado muchas oportunidades Carlos, y perdiste la última ayer.
- Eso no fue mi culpa.
- ¿Cómo que no fue tu culpa? Pues yo creo que dos no se besan si uno no quiere.
- Pero ya sabes como es tu hermana.
- Si, lo se. Es exactamente igual que tu. Mira, ¿Sabes que? Que os vaya genial juntos, sois tal par a cual.

- ¿Lara pasa algo?- Dijo Alex acercándose por detrás y mirando a Carlos.
- No, yo ya me iba.- Le contestó el.
- ¿Qué pasa?
- Nada, solo quería ver si estabas bien. ¿Quieres que te lleve?
- Si, así no tendré que hablar con Dani.
Por el camino compramos  unas pizzas para comer en un pequeño restaurante italiano que había en el pueblo.
- Ya era hora, ¿Dónde estabais?- Dijo Judith sentada en la puerta de casa.
- Comprando la comida, ¿Por qué no llevas llaves?
- Me las he dejado esta mañana.
Eso es una de las pocas cosas en las que nos parecíamos. Las dos éramos un desastre.
Comí y nada más terminar picaron al timbre. Fui a abrir. Era Álvaro, un amigo de Alex. Hacía mucho que no lo veía. Desde que se cambió de instituto.me acuerdo que cuando éramos pequeñas Judith y yo estábamos enamoradas de él y le espiábamos escondidas en la escalera.
- ¿Está Alex?
- Si, está arriba, sube si quieres.- Se me quedó mirando.
- Oye… ¿Tu eres Lara?
- Si.
- ¡Como has crecido! La última vez que te vi eras una enana.- deberíais haber visto mi cara, me puse rojísima, y no supe que decir.
- Ya… Bueno, me tengo que ir, si quieres hablar con Alex está en su cuarto.
No sabía que hacer, así que llamé a Mónica y quedé con ella. Fuimos a la playa a aprovechar los últimos días de sol.
Estuvimos toda la tarde tumbadas en la arena y hablando. Le conté lo de Carlos. Ese era uno de los únicos temas de los que no podía hablar con Dani.
- ¿Sabes lo que tienes que hacer?- Me dijo.- Olvídate de Carlos de una vez por todas, Carlos ha pasado, se terminó, busca a un chico mejor que no sea un capullo.
- ¿Y de donde quieres que saque a un chico así?
- En algún sitio tienen que estar.
Pues, quiero encontrarlo, si de verdad había alguien así quería encontrarlo. Pensé, pero que aparezca ya, por que llevaba dieciséis años esperando y aún no había llegado.

jueves, 26 de enero de 2012

Presentaciones.


Esta soy yo, Lara. Una adolescente normal, con problemas de adolescente.


Este, Alex. Mi hermano y mi salvación. Además de una de las pocas personas que me conocen realmente.


Dani. No tengo nada más que decir de él. Mi mejor amigo, y mi diario humano.


Aunque cueste creerlo, venimos de la misma madre. Judith. Mi hermana gemela, y mi polo opuesto.


Mónica. A veces un tanto distraída. Pero siempre estaba ahí cuando la necesitabas.


Sandra, la chica nueva. Aún no la conozco mucho, pero algo me dice que seremos grandes amigas.


Y por último, Carlos. Odio ponerlo aquí, pero será un personaje importante en la historia, y por lo tanto tenéis que saber quien es.








Capitulo 1.



Abrí los ojos, se me cerraban los párpados. Odiaba madrugar, pero no tenía más remedio. Como cada día, fui al cuarto de baño. Judith estaba dentro peinándose. Entré y encendí las planchas, aún sin ver nada. Ella tan simpática como de costumbre no me dijo nada, así que no insistí más, tampoco tenía ganas de hablar con ella.
Entré a mi cuarto, me vestí. Unos pantalones cortos, una camiseta básica, una chaqueta, y mis Vans rojas.
Volvía al cuarto de baño, Judith ya se había ido. Comencé a plancharme el pelo cuando picaron al timbre.
- Lara, Dani a llegado- gritó Alex desde abajo.
- Dile que suba.
Ah, por cierto, Alex y Judith son mis dos hermanos. Alex tiene un año más que yo, y Judith es mi hermana gemela, pero o nos parecemos en nada, somos dos polos opuestos.
- Hola- dijo Dani entrando al cuarto de baño. Le sonreí.
Cogí la mochila y bajamos abajo.
- Adiós enana.- Me dijo Alex tirándome una manzana.- Lara, acuérdate de que hoy comemos con papá.
Genial, comida con papá. No lo aguantaba, era como Judith. En cambio Alex y yo habíamos salido a mi madre, o eso decía la gente.
Salimos a la calle y empezamos a caminar en dirección a la parada de de autobuses
- Oye, ¿me vas a contar lo que te pasaba ayer?
Dani me miró y suspiró.
- Mañana viene mi primo.- dijo al fin.
- ¿Carlos?
- ¿Quién si no?
- Genial.- añadí irónicamente.
- ¡¡Chicos!!- gritó una voz por detrás. Era Mónica.- ¿Qué os pasa? ¿Y esas caras?
- Mañana viene Carlos.- Le dijo Dani.
- ¿Y para que viene ese?- Dijo. Me quedé mirándolo. Yo tampoco lo sabía.
- Se muda aquí.
- ¿¡Que!?- Dijimos Mónica y yo a la vez.
Genial, una de las personas a las que más odiaba aparte de mi hermana, era a Carlos. Y ahora encima se venía a vivir aquí. Que bien que había empezado el día.
Entramos en clase, el primer día y ya llegábamos tarde. Todo estaba igual que el año pasado, los mismos grupos, y la misma gente.
Entró la profesora acompañada de una chica. Era alta y delgada, con unos ojos gigantes y verdes. Se llamaba Sandra. Se sentó al lado de Mónica, pero no habló en toda la mañana, supuse que tendría vergüenza.
A la hora del patio le dijimos que se viniera, y habló un poco más. Antes vivía en Barcelona, pero a su padre lo habían trasladado allí.
Alguien me cogió de la cintura.
- Hola.- Dijo Alex dándome un beso en la frente.- ¿Has visto a Judith? Esta mañana no he tenido tiempo de hablar con ella.
- No, pero ya sabes como es. Aunque se lo digas no vendrá y papá no le echará la bronca. Él siempre la protege.
- Ya, bueno me voy con Javi y estos.
- ¿Quién es?- me preguntó Sandra.
- Su hermano, uno de los únicos tíos que merecen la pena en este instituto.- Dijo Mónica.
- No te pases- le dije riendo.
- ¿Dani que te pasa?
- Nada.- dijo sonriendo. Adoraba su sonrisa, y los hoyuelos que se le hacían en las mejillas.
- ¿Sabes que me lo puedes contar no?
- Si, pero no me pasa nada.
- Lara déjalo, lo que le pasa es que está enamorado.- dijo Mónica riéndose.
- Idiota.- Le contestó el empujándola.

Al mediodía esperé a Alex en la puerta. Lo vi a lo lejos con sus amigos.
- Hola.- me dijo tirándome un casco.
- ¿Y Judith?
- No viene.
Me puse el casco y me subí detrás de él en la moto. Le agarré por la cintura y arrancó.
Fuimos al restaurante de siempre, y nos sentamos en la mesa de siempre. Y como de costumbre mi padre llegaba tarde.
Llegó con media hora de retraso, y estuvimos toda la comida casi sin hablarnos. Preguntas cortas con respuestas más escuetas aún. Ninguno queríamos estar allí, ni siquiera mi padre, eso era lo que más me fastidiaba, que ni siquiera se molestaba en ser un buen padre, y se pensaba que con invitarnos una vez al mes a comer a un restaurante había suficiente.
Por fin volvimos a casa, estar con mi padre me agotaba. Dani me llamó, y quedamos en un parque que había cerca de mi casa.
Estuvimos hablando durante toda la tarde. De Carlos principalmente. Dani seguía enfadado con él, y no habían hablado desde hacia un año, y ahora tendría que aguantarlo todos los días.
En el fondo yo tendría que estar más enfadada con Carlos que Dani, porque Carlos me había jodido a mí no a él. Antes ellos dos eran inseparables, iban juntos a todos sitios. Pero hará un año o así empecé a salir con Carlos, y la cosa acabó mal. Desde entonces no se hablan. La verdad es que me sentía culpable, pero siempre que se lo decía Dani me defendía y me decía que yo no tenía la culpa.
La especialidad de Dani era hacer a los demás felices y sacarles una sonrisa en los peores momentos, pero cuando se trataba de él no sabía hacerlo, y para eso estaba yo y nuestras numerosas tardes sentados en es banco que había al final del parque, viendo a la gente pasar, y teniendo largas charlas.
Básicamente él era la única persona que lo sabía absolutamente todo de mi, ni siquiera Mónica sabía muchas cosas que le había contado a Dani. Y yo hacía lo mismo con él, bueno al menos lo intentaba, por que a Dani le costaba mucho contar las cosas.
Después de nuestra tarde de psicología volví a casa y vi a Judith liándose con alguien en la puerta de casa, supuse que sería otro chico más al que añadir a su lista.
- ¿Me dejas?- le dije bordemente para que me dejara pasar.
Se separaron.
No me lo podía creer. Era Carlos.
Carlos.
 Ya había llegado, y se estaba liando con Judith en la puerta de casa.
 ¿Cómo se podía ser tan cabrón?
Intenté aguantarme las lágrimas hasta cerrar la puerta. No se muy bien si lo conseguí, pero vi a Alex en el sofá mirándome, y subí a mi cuarto.
Picaron a la puerta.
- ¿Puedo pasar?- Dijo Alex picando. No contesté.
Entró y se sentó a los pies de mi cama.
- ¿Estas bien?- Le miré, ¿Cómo me podía hacer esa pregunta? ¿No era ya bastante obvio?
Me apartó el pelo de la cara, y me secó las lágrimas.
- ¿Quieres que hable con Judith?- Le miré.
- Ni se te ocurra hablar con ella por favor.
- Vale, pero si me prometes que no te volverás a poner así por un chico, y mucho menos por ese gilipollas de Carlos ¿Vale?
- Eso no te lo puedo prometer…
Me miró y comenzó a reírse.
- ¿Y ahora de que te ríes?
- Pues que no se como podéis ser tan diferentes Judith y tu siendo gemelas.
- Pues básicamente por que ella es una zorra y yo no.- Me miró ahora más serio.
- Será una zorra, pero sigue siendo tu hermana.
- ¿Y se puede saber quien inventó que los hermanos tenían que llevarse bien?- Le dije riendo. No lo podía evitar, Alex y Dani siempre conseguían sacarme una sonrisa en los peores momentos.
Mi madre picó a la puerta.
- ¿Lara vas a bajar a cenar?
- No, no tengo hambre.
- Bueno, pero es la última vez que te vas a dormir sin cenar ¿vale? Alex baja ahora que ya he hecho la cena.
- Ahora voy.
- Gracias.- Le dije.
- ¿Por qué? Es mi trabajo se hermano, al menos tiene que haber uno de los tres que lo haga ¿no?
Volví a sonreír. Después Dani me llamó para contarme que Carlos había llegado. Necesitaba desahogarme, per él lo necesitaba más que yo, así que preferí no contarle lo de Carlos hasta el día siguiente.

sábado, 21 de enero de 2012

Prólogo.



Me desperté de pronto, abrí los ojos, estaba en mi cama, deseé que nada hubiera pasado. Pero no fue así. Había pasado, y ya no podía retroceder.
Miré por la ventana, estaba lloviendo. Me encantan los días de lluvia pensé, me recordaban a él.
Me vestí, me puse su sudadera, aún olía a él, la gente no entendía porque la seguía llevando, pero no podía quitármela, con ella sentía que él seguía junto a mi.
Bajé a la cocina. Álex estaba allí como todas las mañanas. Me miró, pero como de costumbre pasó de mi, me rehuía la mirada. Yo sabía que de alguna forma se sentía culpable. Pero ¿de que? Os preguntaréis. La verdad es que podría haber empezado por ahí. Pero no me gusta recordarlo, me recuerda a él.